Descubra la importancia del Juego. Primera Parte
«Puedes descubrir más sobre una persona en media hora de juego que en un año de conversación.” Platón (427-347 a. C)
No es fácil ofrecer una definición simple del verbo «Jugar«, ni de su sustantivo «Juego«. Sí sabemos que
- hacen referencia a una gran cantidad de conductas
- que cuando hablamos de juego y jugar solemos pensar en los niños
- y que suelen tener una cualidad lúdica que genera felicidad e incluso euforia, como ya señalaba Platón.
De entre todas las teorías y aproximaciones al juego nos interesan en este momento dos ideas:
- su similitud con otro proceso psicológico reparador: el soñar.
- su vinculación con una actividad universal en todo niño: saltar (próxima entrada en esta web)
Respecto a su vinculación con el soñar, podríamos decir que el juego implica un estado mental donde una persona «puede ser» y «puede no ser» al mismo tiempo: un niño puede estar seriamente jugando a los indios. Puede vivir con toda su intensidad ser un indio y actuar como tal durante horas y horas sin parar, sabiendo que no es un indio. Esta cualidad mental, donde uno puede ser y puede no ser, simultáneamente, sin padecer un trastorno esquizofrénico, sólo ocurre en el soñar. Si el niño actuara como un indio en otro contexto, digamos por ejemplo, mientras realiza su primera comunión, diríamos «este niño está loco!»
Esto nos recuerda a aquella frase del famoso psiquiatra y psicoanalista español Ángel Garma (1904-1993), quien señalaba que «la gran diferencia entre un loco y un cuerdo reside en que el primero actúa en la vida real lo que el cuerdo limita a su vida onírica«. Ambos hacen en definitiva lo mismo. Pueden volar, matar, etc… pero la persona sana circunscribe, limita, estas actividades a sus sueños, mientras que el esquizofrénico puede actuarlas en la vida real.
Por tanto, sueños y juegos representan estados mentales donde se pueden actuar de modo seguro y socialmente aceptable, impulsos, fantasías, deseos, etc… que serían inaceptables en la vida «real». Esta posibilidad tiene efectos reparadores y terapéuticos ya que nos permite digerir, asimilar y reparar experiencias dolorosas y traumáticas de nuestra vida diaria.
Por ejemplo, imagine a un niño siendo humillado por el profesor en frente del resto de los estudiantes. Este niño puede reparar su dañado narcisismo a través del soñar o del juego. Podría soñar ser el director del colegio y despedir a todos los profesores o podría jugar a Indios y Vaqueros y matar a todos los blancos que han invadido sus tierras.
De hecho, se ha constatado en ciertas cárceles de Estados Unidos una alta tasa de privación de la actividad de jugar durante su infancia en criminales y asesinos, como podemos constatar en el siguiente video:
Stuart Brown y la Importancia del Jugar